Lo de ayer, en
el clásico, fue espantoso. El juego no, se podría decir hasta que fue un
partido vibrante, con ritmo y mucho temple. La tragedia nos vuelve a golpear.
Nos volvemos a podrir, tal vez nunca dejamos de hacerlo.
Que unos
asesinos entren a un palco y transgredan de tal manera a un ser humano no tiene
nombre. Arrojarlo y que caiga 10 metros es un espectáculo de horror. ¿Dónde estamos?
¿Vivimos en una sociedad civilizada?
Alianza y Universitario
pusieron el futbol, que en estos casos resulta el juego de la intrascendencia.
Lo que indigna más es que los mismos dirigentes de la U se quieren lavar las manos de esta muerte. La causa más estúpida y terrible. Da asco que se vuelva a repetir. Verdaderamente, indignante.
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